domingo, 29 de diciembre de 2013

Sin garantías







1. Ríase con la boca abierta. Reflexione un poco, eche la vista atrás y dígame que no es para reírse: el anuncio de la Lotería, el de Campofrío; el ministro del Interior encomendándose a la Virgen; el ministro de Justicia encomendándose a la Virgen; la ministra de Trabajo encomendándose a la Virgen; los de UGT comiendo gambas y falsificando maletines en China; un señor del PSOE —que estaba presente cuando metían a los animales en el Arca— hablando de «renovación»; un político del PP haciéndose fotografías con los cojones de un ciervo en la cabeza; más señores del PP haciéndose fotos brazo en alto (en la clásica posición de «¡taxi!»); eurodiputados votando en contra de volar en turista (¿ven como no es tan difícil lograr el consenso en política?); diputados del PNV y CIU votando junto al PP una ley que permite que los guardias de seguridad de Zara e Intimissimi (o los de Desigual) investiguen altercados callejeros, le registren, le identifiquen y le den dos hostias (si es menester); banderas, banderas y más banderas; gente que se llaman «nazis» los unos a los otros día sí y día también; tertulianos expertos en actividades sísmicas, radiactividad, política, orquestas de verbena
   [...]

2. Lea un poco, aunque sean las etiquetas del Súper. Así no comprará más pan Bimbo caducado. Lleve siempre un libro encima:
1) le ayudará a evitar conversaciones indeseadas 
2) le conferirá un aura de intelectual (procure que no sea la biografía de Zapatero
3) sentirá usted que posee algo 
4) en caso de emergencia siempre puede leerlo. 
  
[...]



3. Hable con desconocidos (salte al consejo cuatro si no es mayor de edad). Los desconocidos son una gran fuente de sabiduría, especialmente si uno los conoce en bares a altas horas de la noche. 
[...] En general, los colectivos reaccionan muy bien a las excentricidades, así que es bastante probable que se convierta en alguien popular, amado y respetado, como Bimba Bosé o Cayo Lara. Cuando haya alcanzado ese estatus puede abrir un blog, una cuenta de Instagram o de Twitter. Piense que las mujeres sin tabúes, los machos de verdad e iFilosofía son estrellas en ciernes y que si no puede usted ser popular en la vida real siempre le quedarán las redes sociales. Y recuerde: en Twitter puede ser usted el/la desconocido/a más popular del mundo. Y ES GRATIS.

4. Vaya a todas las reuniones de vecinos y haga propuestas absurdas. Por ejemplo, proponga (enfurecido) que un cura vaya rellano por rellano echando agua bendita porque se oyen voces y alguna vez hasta ha escuchado claramente el Ave Satanis de Jerry Goldsmith. Añada —murmurando y con la mirada perdida—: «Satán habita en esta comunidad». Mencione en voz muy alta a Iker Jiménez si es necesario. Las reuniones de vecinos son muy aburridas, estamos en 2014 y discutir sobre si se debe (o no) pintar la fachada es un auténtico coñazo. Es su hora de innovar y convertir su edificio en un delirante guirigay.
[... ]

5. Si tiene un amigo gilipollas, ahora es el momento de dejarlo. Sí, todos tenemos uno de esos: el listillo, el comediante de medio pelo, el que le guiña el ojo a todo el mundo, el que hace cinco triatlones al mes. En 2014 líbrese de él. Confíeselo, ya no lo soporta más pero es usted buena persona y tiende a sentirse culpable y a mezclar eso con una extraña concepción de la responsabilidad. Por eso aunque no le llamen, sigue usted llamando, organizando cenas y fingiendo que le hace ilusión. Con un sencillo consejo puede usted empezar el año libre de polvo y paja: conviértase en un excéntrico. Cuando quede con su amigo, el gilipollas, háblele de lo mucho que le preocupa el tráfico de escabeche y la bajada cualitativa del semen de los monos de Sumatra. Cuando haya más personas presentes sea más discreto, tráigale una copa y dígale al oído: «Esta noche han entrado en España mil barriles de escabeche. Flipa». Se trata de minar su moral, convertirlo en un paranoico. Cuando él, finalmente, entre al trapo, finja que no sabe de qué le está hablando. Si lo hace usted bien en tres meses se producirá un cambio de roles: de repente el gilipollas será usted y tendrá la sartén por el mango.
[...]

6. Invente excusas originales, mienta con elegancia. La verdad está sobrevalorada, todos lo sabemos. El ejemplo más clásico es cuando alguien a quien no le importamos un pito nos dice «¿cómo estás?». La respuesta de cortesía es «bien, gracias». Lo que deberíamos contestarle es «pues mal, ayer discutí con mi pareja, tenemos problemas de pasta, al niño le han pillado vendiendo heroína en el parque y la niña le ha arrancado los ojos al hámster. ¿Me puedes dejar mil euros?». Y la respuesta auténtica, la verdad: «¿Y a ti qué cojones te importa si no me conoces de nada?».
[...]

7. Vea cine en el cine. A menos que tenga una pantalla de ocho mil pulgadas. Entonces puede quedarse en casa.

Aportación de David: Vea cine en el cine, pero solo cine español, y cada 10 minutos diga a grito en alza "esta película es mía también porque yo la he subvencionado". Pero si no aguanta el cine español, cada 10 minutos en su sesión hollywoodiense grite: "Buñuel, Buñuel, ¿por qué nos has abandonado?" Cambie el nombre del director en cada grito, pero evitando siempre el nombre de directores americanos (no, tampoco valen los que emigraron a jolibú)".

8. Dedique más horas al sexo. Lo demás es problema suyo. Nada de niños, ni cadáveres, ni animales. Puede usted mantener relaciones sexuales con muebles si así lo desea. Chupe, huela, pellizque, lama y muerda. Y encienda la luz, coño.

9. Vaya a Bankia y pida un préstamo personal de diez millones de euros. Póngase su mejor traje (si no lo tiene, lo alquila), hágase con un maletín y diríjase a la oficina de Bankia más cercana (la reconocerá por los carteles con la cara de Heidi o Marco —hay que ser miserable para venderte algo con esos dos—) y pregunte por el director. Una vez en su despacho diga que necesita pedir un préstamo personal. El director sacará unos documentos y empezará a tomar notas. «Necesito diez millones de euros», le soltará usted. Verá como el hombre (o mujer) sufre un cambio sustancial de actitud. Usted aún no lo sabe pero él está valorando qué clase de persona tiene delante. «¿Para qué lo quiero? Putas y cocaína», añadirá antes de que él/ella tenga tiempo de preguntarle. (Si es usted mujer cambie putas por «gigolós» y «cocaína» por «MDMA» y tan ricamente). A partir de aquí los hechos se precipitarán. Él/ella le pedirá que se vaya de su despacho. Usted abrirá el maletín y sacará unos Intervius y dirá que tiene avales. Un señor de seguridad le agarrará por las axilas y es entonces cuando usted abandonará el banco haciendo aspavientos y levantando la voz. «¿Y mis putas? ¿Mi cocaína?» (versión femenina: «¿Mis gigolós? ¿mi MDMA?»). Una vez en la calle quéjese de las preferentes, busque el apoyo popular. Qué cojones, reivindíquese: estos ladrones nos han robado treinta mil kilos, así que usted quiere señoritas/itos de moral laxa y un par de kilos de droga, que se los den y punto. Eso sí, luego no sea tacaño e invite a los amigos/as. Si llama usted a Jot Down le darán mi teléfono: acuérdese también de mí.


10. Piense mal. Si modera usted las expectativas y piensa que todos/as los/as que le rodean son unos completos imbéciles verá que su vida se vuelve especialmente luminosa. Muchos/as le sorprenderán, puede que se enamore, que su vecino se revele como un tipo estupendo, que la cajera del Lidl le sonría en lugar de mirarle/la con cara de asco (Nota: este comentario debe estudiarse en un contexto humorístico y en ningún modo implica que todas las cajeras del Lidl miren a todos los clientes con cara de asco —aunque sí a algunos, especialmente los lunes—). Si es usted pesimista y no espera nada de nadie es posible que 2014 sea un año fantástico. Si por el contrario prefiere sonreír como un idiota y abrazar hasta a las farolas la humanidad le consumirá como las llamas del infierno y acabará en una habitación acolchada hablando con un amigo imaginario llamado Ismael. Desconfíe y sea feliz.




       "Decálogo inútil para afrontar sin garantías el 2014" (completo). Toni García Ramón.








Feliz Año a todos.


domingo, 15 de diciembre de 2013

Alma





Te lo aviso:
tengo un alma
y está cargada.

Tito Muñoz.




SHOOT ME DOWN.  Nick Cave


An old sentimental night
you roll me at your sides
you shot me down
Though I had no enemy here
you get me very near and shoot me down
shoot me down
your hands they flutter up
-?-
and shoot me down... in flames

Stand back baby, stand back and let me breathe
I think I must be filin' outta here
I can hear the grass grow
I can hear the melting snow
I can feel your breath against my ear
I might just disappear
Yeah, wouldn't that be nice?
Yeah, wouldn't that be nice?
Well, wouldn't that be nice?

I look into your eyes
it comes as no great surprise
you're gonna shoot me down
shoot me down
I know that when you smile
it'll only be a short little while
Shoot me down... in flames

Shoot me down
in flames
Shoot me down
in flames
you're gonna shoot me down
oh, in flames
shoot me down, shoot me down
in flames
shoot me down in flames
shoot me down in flames
shoot me down in flames





Armas hechas en prisión


Llave-pistola usada por guardas del siglo XVII para defenderse ante una agresión de los presos.

Hecha con las patas de una cama, funciona con una pila AA

Espada oculta en crucifijo.


Fabricada en el taller de metal de prisión


sábado, 7 de diciembre de 2013

Trayectos de escultor





El desamor, por mi experiencia y observación - por mis anotaciones en un cuadernucho que compré en una tienda de productos étnicos- empieza por ser una masa informe, cuya forma final, el potencial desamado presente,  no acepta; y  va cambiando con trayectos de escultor con la esperanza de convertirse en otro objeto cualquiera  como una jarrita inofensiva o un centro de mesa mustio. 

El tiempo no ayuda porque cuece este tipo de masas, contribuyendo a su solidificación. 

Además -esto según mi experiencia, mi observación personal y mis anotaciones en el cuadernucho, claro, claro: lejos de mi intención estar aquí para dictar leyes sobre el asunto-, la masa del desamor tiene una hija-de-puta de una especie de memoria intrínseca de la forma definitiva que debe tomar, que la hace caminar hacia ella con tanta convicción, que el desamado, que aún no lo es, no se librará de serlo por más que la intente moldear con manos sutiles o, en un estadio más avanzado de solidificación, desbastar a martillazos.


"Uma história de desamor treze vezes". António Gregório






Ron Mueck y su "Spooning Couple"